El tor­men­to de ser
“ ‘escritor lati­noamer­i­cano joven”
tor­men­to de ser una repetida
antología roga­da por
los chicos que se largaron a escribir
en los noventa:
de for­mar parte de
la car­na­da de los jóvenes
(de que por la calle te lla­men por un subtítulo
tan gas­ta­do como elocuente
de un títu­lo sin imag­i­nación como:
“Letras “90”. “Sin futuras letras”, “Jóvenes v
furiosos”);
de que te digan que sos de
los jóvenes nar­radores latinoamericanos
nacidos
hace trein­ta años:
v de que ese rótu­lo se lo cuelguen a todos
porque todos tienen su lugar en una antología
paga­da por una multi­na­cional de la edición,
para lavar unos pocos dólares v va:
todos tienen antología.
v todos ten­drán sus exége­tas académicos
(reen­sayan­do, como esclavos.
en sus mold­ecil­los hue­cos v azu­cara­dos la política
cul­tur­al impuesta)
tan­to como exége­tas críti­cos de lo actual
sin gravedad ni sustento
pero actu­al porque
antologado.
porque…
Porque como las vie­jas posiciones
de los jugadores en la cabeza del D.T.
del otro fútbol
el Edi­tor ha sido anulado
para dar con­sue­lo a la rotativa.

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