La media res se balancea
como una hamaca de plaza.
Azul
desliza en el silencio.
Se hamaca la mitad
de una res porque toda
es demasi­a­do para el vértigo.
Hoy es car­nicero y revive
el ínti­mo degüello.

Han pasa­do sig­los de todo
lo que vale la pena recordar.
Se seca el sudor con una punta
del delan­tal anocheci­do por la sangre.
Chilla la chaira cuan­do afi­la y
chis­pas deja escapar.
Como el már­mol blanca
la coyuntura.

Azul
sel­l­a­da en el abdomen
erra­da en el col­or de su costumbre.
Se hamaca como un niño.
Como la noche cae
sin enemigo.

 

 

De Poe­mas del sin tra­ba­jo (Buenos Aires, Edi­ciones en Dan­za, 2007)

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